¡Pasó por nuestra guarida como la ola de una marea, espumosa y estruendosa! Dimos la alarma, intentamos salvar el cargamento... Entre el caos, ¡Reynaud se quedó paralizado y se limitó a contemplar la nube que avanzaba! Dismas se acercó a él, lo sacudió, intentó sacarlo de su trance... ¡pero los arrastró a ambos! Eryn pasó corriendo para coger uno de los cofres. Me di la vuelta, gritando su nombre mientras volvía a toda prisa... Lo que hizo fue una temeridad. No respondió, solo se escuchaba el silencio. Corrí y corrí hasta que me flaquearon las piernas.

Las muestras de la nueva mercancía parecen adecuadas. El guardia nos dejará pasar la carga sin problema si enviamos a Eryn. Es capaz de eludir a la mayoría de las patrullas con solo pestañear; es una preciosidad. Nuestro cómplice de La Pica se ocupará del resto. Los productos deben transportarse por mar pronto. Por desgracia, nos hemos quedado sin trapos. No creo que protejan mucho, pero la tripulación se siente más tranquila cubriéndose la boca con ellos. El aire es impuro últimamente. Rasgaré otra camisa y ya está.