Se acabó. Los Melazos ya no existen... Nos hemos separado muchas veces, pero algo me dice que la de anoche es la definitiva. Lo peor es que esos desgraciados de la taberna no me dieron una habitación después de que mis queridos compañeros de banda (o excompañeros, más bien) destrozaran el local con sus peleas. Harper y Daniel nunca se llevaron bien, pero esto ya es el colmo. Debería haber intentado detener a Harper para evitar que corriera a esa fortaleza, pero estaba tan ocupado esquivando los golpes de Dan que apenas podía concentrarme en otra cosa. En fin, ya no tengo banda ni dinero ni cama. Hasta me insultó el camarero. ¡A MÍ! ¡A Miles Rapore! ¿Es que no saben que soy un genio de la música? Da igual. Volveré a ponerme en marcha por la mañana. Supongo que ya no tendré que llevarme la flauta. A lo mejor vuelvo a ser zapatero.

Fui ingenua al desear que la banda se separara. Viajar sola es duro. ¡No tengo a nadie que pueda mantener alejados a los borrachos! ¡No soy una sirena ni un juguete! ¡Solo quiero tocar música en paz! Ojalá Daniel el Maldito no hubiera perturbado al público de la taberna escupiendo sus dientes por todas partes durante el interludio... Se está pasando con la artimaña de la "maldición"... si es que si una artimaña. Es hora de reinventarse. "Harper la Arpista" evoca una imagen de ilustre encanto que ya no me interesa. Jamás debí permitir que me impusieran esa imagen... ¿Cuándo perdí el norte? Antes cantaba y bailaba por diversión, no por dinero ni para encumbrar a una banda mediocre... ¡y ni siquiera me gusta tocar el arpa! ¡La tiraré por el precipicio y empezaré de cero mañana!

Debí de quedarme dormido o algo, porque cuando desperté, estaba aquí. La boca me sabía a sangre, así que me arranqué otro diente podrido de la mandíbula y lo aplasté con el talón. Los odio a todos. Ojalá pudiera aplastarles la garganta también. "La imagen lo es todo. Oye, ¡no te pongas así!". "¡Eres un monstruo, Daniel! ¡Cálmate! ¡Vas a enfadar a todos!". "¡La suerte jamás te abandonará, amigo! ¡No estés triste!". ¡No hacen más que darme órdenes! ¡Haz esto, haz aquello! ¡Como me den otra más, les empotraré el tambor en la cabeza! ¡Sobre todo a Chester! ¡Por la Llama, odio a Chester! Pronto se le acabará su maldita suerte... Ese viejo idiota va directo al fuerte de los Carroñeros de camino al Norte. Menudo idiota... ¡La suerte no lo salvará esta vez!

¡Gracias de nuevo por dejarme pasar! ¡Cuando vi tu temible patrulla, hasta me preocupé! Pero resulta que incluso aquí hay fans de Los Melazos. ¡Ja! ¿Quién lo iba a decir? ¡Espero que mi viejo laúd te dé muchas alegrías! Recuerda: si tocas las cuerdas suavemente, no te oirán practicar. Sé que tienes que guardar las apariencias, porque lideras a los Carroñeros y demás. Te entiendo. Yo también he tenido que dejar mi verdadera pasión. Oye, cuando vuelva de las montañas (y me haga un nombre como as del planeo), ¡volveré para enseñarte unas melodías! Te dejaré una por aquí. ¡La práctica hace al maestro! ¡Hagamos un dúo pronto! Cuídate. — Chester Loft