Desde que nuestra caravana se separó, cada día estamos más desesperanzados. Desearía que la Reina Jezmina se hubiese quedado; su gracia y belleza ofrecerían un consuelo muy necesario. Justo ayer escuché llorar a Lazlo en su tienda. Vimos señales de supervivientes en un Santuario de la Llama. Nos desviamos durante un día entero y todo para nada. A pesar de que el Velo los va dominando poco a poco, estos idiotas aún no sienten la necesidad de unirse a nosotros. Que recen a sus Antiguos, a ver cuánto tiempo sobreviven. Debemos mantener el rumbo... Pasarán semanas antes de que lleguemos a la Cuenca de Gallarda. — Comandante Ciro.

Hemos avistado nuestro objetivo, pero quizá sea en vano: la Cuenca de Gallarda arde en llamas a lo lejos. No nos han informado de combates activos por la zona, así que me pregunto si esto es obra de humanos o de algo completamente diferente. Me aferro a la esperanza cuando hablo con los demás, pero en el fondo me siento culpable por engañarlos. Aunque es posible que haya supervivientes, las posibilidades son escasas. Malditos adoradores del Santuario de la Llama, ojalá hubiéramos podido llegar antes... Seguiremos adelante y veremos lo que nos espera en La Pica. — Comandante Ciro.

Encontraron el anillo del «comandante Ciro» en la boca de una gran criatura de La Pica.