429734560
De eruditos y trampas
Un honor
Fue un honor. En serio. Ser el primero de la aldea al que nombran Erudito me... cambió la vida. ¿Quién habría esperado tal hazaña de mí, un simple hijo de leñador? ¡Y además, viniendo de una aldea tan poco desarrollada y destartalada como un lago estancado! Visto el uniforme de Erudito con orgullo. Ya me he acostumbrado a las miradas, a los murmullos, a la gente que se inclina a mi paso. Sin embargo, hay aspectos de mi vocación que todavía logran estremecerme. Los pasillos de los Santuarios nocturnos están plagados de trampas implacables. Cuando los Antiguos Empíreos me enseñaron cómo desactivar las trampas, me aseguré de memorizar cada detalle, y al intentar desactivarlas por primera vez, probé rigurosamente cada pincho y cada hoja oscilante, abriéndome paso con cuidado entre los mecanismos mientras avanzaba. No concibo atravesar estos pasillos de otro modo. De algo estoy seguro: estos mecanismos mantienen a raya a todo el que no sea lo bastante valiente, o lo bastante necio, para avanzar.
Ubicación en el mapa
Página 1