«Defiende la cámara hasta exhalar el último aliento». Estas fueron las palabras del Ancestral, antes de entrar con un puñado de nuestros mejores guerreros. Fue la primera vez que vi a uno de su estirpe, y espero que sea la última. Su rostro quedó grabado a fuego en mi mente. Mi vida y las de los soldados que me quedan están consagradas a este deber sagrado. — Capitán Arkwright

Los saqueadores nos han asediado durante los últimos dos días, atacando desde el puente. Sus ojos... Cuánta locura había en ellos... De momento estamos aguantando, pero por poco. Puede que no sobrevivamos al último asalto. He ordenado colocar explosivos en el paso con nuestras últimas municiones. Si esos merodeadores vuelven, ESTAREMOS PREPARADOS. — Capitán Arkwright

Tenemos hambre. Tuvimos que destruir el puente, y con él nuestro acceso a los suministros, pero funcionó: no hemos visto más «Carroñeros». La Cámara de cenizas, y los que se encuentran en su interior, están a salvo, y así deberían seguir. Si queremos evitar morirnos de hambre, quizá tengamos que arriesgarnos a entrar en el horrible Velo. Elijamos lo que elijamos, nos espera una muerte segura... — Capitán Arkwright

Encontraron el anillo del Capitán Arkwright. Lo llevaba una extraña figura que acecha en los valles, deformada por el Velo. Arrancaron el anillo de su mano medio podrida, entre un mar de soldados caídos.