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Dragones matados
Mito del matadragones
El primer día, el gran lord Vorgoth fijó su mirada en las Cumbres del Albaneve.
Exclamó: "Estas cumbres son dignas de la gloria de nuestra nación. Estos valles darán los frutos de nuestros pozos de elixir".
El segundo día, marchó hacia el horizonte, tallando un sendero a través de la belleza salvaje y traicionera de las montañas para su pueblo.
El tercer día, las sombras lo aguardaban en Pico Aullador. ¡Los dragones habían despertado para impedir que el rey reclamara lo que era suyo por derecho!
Lord Vorgoth alzó su mano contra las bestias aladas y gritó: "¡No sois rival para el águila roja! ¡Moriréis ante nuestro valor y nuestro acero!".
El cuarto día, hendió el cráneo de la dragona madre, dejando su hacha clavada entre sus ojos mientras caía del cielo. Así liberó las cumbres del mal, y el reino estalló en júbilo.
Ubicación en el mapa
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